La tostada, mi nuevo desayuno en España.

En nuestro primer viaje juntos, mi esposo, G, y yo fuimos a desayunar al buffet del hotel donde nos hospedábamos en Ixtapa Zihuatanejo. Ambos nos dirigimos a tomar las cosas que queríamos probar y, despúes de 20 minutos, yo regresé con un vaso con jugo de naranja, un plato con fruta, yogurt, miel y granola y otro plato con huevos con machaca, frijoles refritos, unos sopesitos recién hechos con lechuguita, salsita y quesito fresco (de ese que sólo comes en México), y tinga de res.  ¡Un desayuno mexicano en todo su esplendor!

G por su parte, regresó junto conmigo con dos panes tostados (¡sólo eso!) y le pidió al mesero un poco de aceite de oliva (bajo la mirada de sorpresa del pobre hombre y la mía) y un vaso de chocomilk.

Mientras yo me preparaba a degustar mi magnífico desayuno, G espolvoreó un poco de sal al pan, le vertió un chorrito de aceite, y luego lo remojó en el chocomilk ante mi cara de repulsión. Y ese momento fue mi primer contacto con la cultura española :-).

Desde ese día han pasado muchos años y G y yo nos casamos y tomamos el pan con sal y aceite de oliva y un poco de Colacao con leche para desayuno. Aún no remojo el pan con aceite en la leche (ni creo hacerlo algún día) pero definitivamente ya me acostumbré a mi nuevo desayuno.